Vida de dos mujeres dedicada a la formación de los hijos
Las mujeres coreanas hacen lo todo para formar a sus hijos como fidedignos pilares del país, considerándolo como patriotismo.
Entre ellas se encuentran Ri Yong Hye y Choe Ok Ae, moradoras en los municipios Phyongchon y Tongdaewon de Pyongyang.Ri Yong Hye tiene dos hijos laureados con la Orden

Tal crecimiento de ellos fue inimaginable al margen de los esfuerzos de su madre.
Ella prestó profunda atención a la educación de los hijos con el deseo de formarlos como sucesores de su esposo científico.
Les contó, a menudo, del marido que siempre se había ocupado por entero del diseño estructural para la garantía segura de la edificación por el pueblo y los descendientes.
Los orientó así a dedicarse a la investigación con el único anhelo de hacer aporte a la construcción de la Patria poderosa, aunque fuese poco, como su padre.
Esta dedicación y tesoneros esfuerzos hicieron a sus dos hijos realizar relevantes méritos en la investigación científica en bien de la Patria y el pueblo.
Choe Ok Ae es también la madre de dos hijos héroes.

Muy humilde, ella dice:
"Me preguntan a veces cómo crié a dos hijos como héroes.
Entonces, les digo que no soy yo quien los crió, que es insignificante lo que hice y que agradezco la benevolencia del país.
De veras, lo que hice fue solo el haberlos dado a luz. Agradezco al país el haberlos alimentado, vestido, enseñado y puesto hasta la medalla de héroe en sus pechos.
Yo no hice nada hasta que ellos se hicieran héroes.
Lo digo a todos con franqueza."
Ella recomienda siempre a los hijos trabajar con honestidad en bien del país, no importa dónde y a qué se dediquen.
Y trabajando como diseñadora hasta quedarse jubilada, les mostró con su ejemplo cómo deben corresponderse a los favores del país en toda su vida.
En la mente de los hermanos héroes está grabado el recuerdo de su madre de cuando se dedicaba a diseñar aún después del regreso a la casa.
Su firmeza y sinceridad sirvieron de un magnífico ejemplo, que les enseñaba calladamente a tener la capacidad de incansable meditación e investigación para el cumplimiento del deber asumido, la ardiente pasión, entereza y auténtico amor y espíritu de servicio a la Patria y al pueblo.
Por eso, el primogénito trabajaba con abnegación hasta concluir a la perfección cada tarea que se le asignó, aceptándola sin titubeo aunque ello le requería estar meses fuera de la casa.
Y el segundo realizó mucho trabajo en beneficio de los militares, con el mismo sentimiento que propio hermano mayor.
Gracias a ello, recibieron el título de Héroe del Trabajo el primero a la edad de 38 años y el segundo, a los 40.
Las dos mujeres consideran como inmenso orgullo y júbilo de vida consagrar toda su vida por el futuro de la Patria, con la noble concepción patriótica de que los quehaceres domésticos deben ser los asuntos nacionales.
Ellas están honradas con el Premio de Honor Madre Comunista y todo el país las conoce bien.
Viéndolas dedicar toda su vida en bien de las proles y el país, la gente se percata de que el amor y la dedicación abnegada a las posteridades son la manifestación patriótica.
"Me preguntan a veces cómo crié a dos hijos como héroes.
Entonces, les digo que no soy yo quien los crió, que es insignificante lo que hice y que agradezco la benevolencia del país.
De veras, lo que hice fue solo el haberlos dado a luz. Agradezco al país el haberlos alimentado, vestido, enseñado y puesto hasta la medalla de héroe en sus pechos.
Yo no hice nada hasta que ellos se hicieran héroes.
Lo digo a todos con franqueza."
Ella recomienda siempre a los hijos trabajar con honestidad en bien del país, no importa dónde y a qué se dediquen.
Y trabajando como diseñadora hasta quedarse jubilada, les mostró con su ejemplo cómo deben corresponderse a los favores del país en toda su vida.
En la mente de los hermanos héroes está grabado el recuerdo de su madre de cuando se dedicaba a diseñar aún después del regreso a la casa.
Su firmeza y sinceridad sirvieron de un magnífico ejemplo, que les enseñaba calladamente a tener la capacidad de incansable meditación e investigación para el cumplimiento del deber asumido, la ardiente pasión, entereza y auténtico amor y espíritu de servicio a la Patria y al pueblo.
Por eso, el primogénito trabajaba con abnegación hasta concluir a la perfección cada tarea que se le asignó, aceptándola sin titubeo aunque ello le requería estar meses fuera de la casa.
Y el segundo realizó mucho trabajo en beneficio de los militares, con el mismo sentimiento que propio hermano mayor.
Gracias a ello, recibieron el título de Héroe del Trabajo el primero a la edad de 38 años y el segundo, a los 40.
Las dos mujeres consideran como inmenso orgullo y júbilo de vida consagrar toda su vida por el futuro de la Patria, con la noble concepción patriótica de que los quehaceres domésticos deben ser los asuntos nacionales.
Ellas están honradas con el Premio de Honor Madre Comunista y todo el país las conoce bien.
Viéndolas dedicar toda su vida en bien de las proles y el país, la gente se percata de que el amor y la dedicación abnegada a las posteridades son la manifestación patriótica.